La agricultura en Hellín.



 


Ya desde tiempos remotos, la riqueza agrícola de Hellín queda constatada como lo demuestran los asentamientos prehistóricos que existen en la zona, asentamientos que tuvieron su razón de ser en los recursos naturales con que cuenta.

Así, Hellín, por su enclave geográfico, posee un clima mediterráneo que en función de la orientación y altitud, varía desde el Mediterráneo Continental al Mediterráneo Subtropical, con una temperatura media anual de 18 a 20 grados centígrados.

La mayoría de los suelos son ricos en carbonatos, otros se han desarrollado sobre materiales yesíferos y su posición les condiciona morfológicamente en su evolución y capacidad productiva.
 
 

Respecto al tercer factor básico de la agricultura, el agua, proviene del Río Mundo y de las fuentes y pozos existentes.
Pantano del Cenajo.

La superficie cultivada es de 30.174 hectáreas, de las cuales las dos terceras partes aproximadamente corresponden a secano. Entre los cultivos herbáceos destacan la cebada, la avena y el trigo, en regadío son importantes las plantaciones de maíz, en su mayoría en el Rincón del Moro y aunque de forma muy localizada, el arroz en la Vega del Rio Mundo, de alta calidad y comercializado bajo la denominación de Origen Calasparra.

En cuanto a los cultivos leñosos se mantiene el tradicional de la vid para uva de vinificación, siendo éste de alta graduación y comercializándose bajo la D.O. de Jumilla.
 
 

Respecto al olivar, arraigado desde antaño, hay que destacar que en los últimos años disminuye en favor del almendro, cultivo que está adquiriendo gran importancia.

 
 
En frutales de hueso, el mayor número corresponde al albaricoque y, en menor grado al melocotón y al ciruelo.

 
 
Entre la superficie no cultivada es muy característica la gran extensión de espartizal, próxima a 37.000 hectáreas y que tan importante fue para la economía hellinera en la década de los 50.

Un rasgo a destacar de nuestra agricultura es su carácter minifundista y el predominio del régimen de propiedad.